MONUMENTO A PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN

MONUMENTO A PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN

MONUMENTO A PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN

Guadix ha sido desde siempre una ciudad prolífica en personajes ilustres. Aquí vieron la luz desde conquistadores hasta místicos, filósofos y literatos. Los pueblos no siempre han reconocido la aportación que han hecho estas personas a la sociedad en su conjunto, y a su ciudad en particular. Quién no conoce una de las máximas del acervo popular español, la de: “Nadie es profeta en su tierra”.

Pedro Antonio de Alarcón, era consciente de lo difícil que sería que en España y más concretamente en Guadix, su ciudad natal, se le reconociera su aportación a la literatura y a la etnografía. Quizás por ello, o a pesar de ello, en su novela El niño de la Bola, donde recuperaba antiguas tradiciones ya desaparecidas, dejó constancia de su resignación, con la siguiente frase: 

Nadie es profeta en su tierra, pero la tierra identifica al hombre hasta su muerte.

El monumento a Pedro Antonio de Alarcón

Pedro Antonio de Alarcón nació en 1833 y murió en 1891, fue entre otras muchas cosas consejero de estado con Alfonso XII y Académico de la Lengua. Precisamente fue Francisco Rodríguez Marín, Presidente de la Real Academia de la Lengua, quien en 1923 dio un tirón de orejas a la capital accitana, escribiendo:

“…era bochornoso que en la rica Ciudad de Guadix, patria de Don Pedro Antonio de Alarcón, no tuviera el autor de “El Escándalo” ni una humilde estatua a los veinte años de su muerte”.

Pero estas palabras no surtieron el efecto deseado en la sociedad de la época. No es hasta los años 30 del pasado siglo, aprovechando el centenario de su nacimiento, cuando se le dedicó una calle, y un centro de enseñanza a Pedro Antonio de Alarcón. También se acometieron, en la ciudad, distintas actividades escolares y culturales para recordar la figura del literato. 

MONUMENTO A PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN 2

MONUMENTO A PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN

El inicio de la Guerra Civil frenó cualquier intento de eregir un monumento a Pedro Antonio. En 1942, tras la contienda bélica, Baldomero Muñoz Ruiz, propuso la creación de una comisión en “Pro Monumento a Alarcón”. Esta comisión consiguió recaudar casi 3.000 pesetas de la época, dinero insuficiente para que el artista sevillano Lorenzo Coullat Valera, pudiera hacer una obra que homenajeara al novelista accitano. Esto unido a la muerte de Baldomero Muñoz, ocasionó que la erección del monumento se aplazara hasta mediados de la siguiente década. 

En 1955 se puso, de nuevo, en marcha la comisión en “Pro Monumento a Alarcón”. El ayuntamiento de Guadix aportó una partida económica de 10.000 pesetas, para que el monumento se realizara. La obra costó poco más de 50.000 pesetas.

El semanario Acci reprodujo, el 20 de agosto de 1955, un extenso artículo del ABC, donde se ponía de manifiesto la voluntad y las ganas que tenía Guadix, para que el monumento a Pedro Antonio de Alarcón se realizase. 

El artículo comenzaba así: 

Toma cuerpo otra vez—el ímpetu de ahora lleva aire bonancibles de definitivo esfuerzo—el noble propósito de edificar mármoles y bronce a la memoria de Pedro Antonio de Alarcón.

El diseño de la estatua fue encargado al catedrático de Modelado en la Escuela de Artes y Oficios, Juan Polo García, y el proyecto monumental al arquitecto municipal José Pulido Ortiz. 

Juan Polo tuvo que realizar varias maquetas hasta que consiguió la escultura que quería. Presentó a Pedro Antonio de Alarcón sentado sobre un escabel, ataviado con la típica capa española, sosteniendo un libro en su mano izquierda, que parece que se va a escurrir de un momento a otro de los dedos del escritor. 

El pedestal donde reposa la escultura está realizado de piedra gris de Sierra Elvira, y piedra de Bogarre. En la parte frontal se colocó el escudo de la ciudad, elaborado de metal y el siguiente rótulo, del mismo material. 

Guadix a su hijo insigne Pedro Antonio de Alarcón 1833-1891

El monumento mide en total unos 5 metros de alto, de los cuales 1,55 pertenecen a la figura de Alarcón. El ancho de la base es de unos 4 metros. 

El 25 de septiembre de 1958 se inauguró, por fin, en el Parque del Generalísimo, ahora de Pedro Antonio de Alarcón, el monumento que homenajea al escritor. 

El día que se descubrió la escultura, se hizo con toda la pompa y boato típicas de la época. Se tiraron cohetes, actuó la banda de música del Regimiento de Infantería de Nápoles, y se hicieron varios alegatos ensalzando la vida del escritor. Todo ello con la asistencia de personajes ilustres, tanto de la vida cultural como política y religiosa de la época. También asistió Dolores Rubio Alarcón, sobrina nieta del dramaturgo.

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