CÁRCELES SECRETAS DE LA INQUISICIÓN

CALLE PENITENCIA

CALLE PENITENCIA

El periodo más oscuro de la historia de Granada, comenzó quizás cuando la Inquisición se estableció en nuestra ciudad, en 1499.

Uno de los aspectos menos conocidos del tribunal de Granada y el Consejo de la Suprema Inquisición, es la construcción de las cárceles secretas. Su nombre se debía a que en ellas los prisioneros quedaban totalmente aislados del mundo exterior y se impedía todo contacto entre ellos, a excepción claro, de los compañeros de celda. Además se les obligaba a jurar que  si salían de allí nunca revelarían lo que sucedía dentro. Con esta medida la Inquisición pretendía mantener un temor reverencial que era parte primordial de su poder.

Aunque en principio pudiésemos suponer que estas cárceles eran de una crueldad extrema, lo cierto es que las cárceles del Santo Oficio eran “las mejores” de la época.

Se sabe que presos de la jurisdicción civil o eclesiástica llegaron a autoinculparse como herejes para  poder entrar en las dependencias inquisitoriales, donde las medidas disciplinarias eran menos severas y la comida era mejor.

Aun siendo “las mejores” el acusado, que entraba en una de estas cárceles secretas, desaparecía de la faz de la tierra durante uno o dos años, según la duración del proceso, mientras no se cerrase la causa y se leyera la sentencia en un auto de fe. La Inquisición no estaba obligada ni siquiera a revelar la reclusión en sus cárceles secretas de tal o cual persona, y menos aún si estaba viva o muerta. La dureza de estas cárceles fue la responsable de que ancianos y niños muriesen antes de ser juzgados.

Una vez realizado el auto, tras la “Procesión de la Cruz Verde“,  los condenados no volvían a ellas, sino que eran llevados a la cárcel de la penitencia. Allí ademas de conocer su condena, desaparecía su aislamiento. En las penitenciarías se permitía a los encausados salir a trabajar durante el día para, con el dinero ganado, pagar su manutención.

La primera sede de la Inquisición en Granada, se estableció provisionalmente, en 1526, en la Calle Postigo de la Inquisición, cerca del Convento de Santo Domingo. Este convento hoy en día desaparecido, estaría situado en la actual Gran Vía. A finales del siglo XVI el Santo Oficio se instaló más cerca de la Calle Elvira, en unas casas colindantes a la Iglesia de Santiago, donde se celebraban los juicios.

Las propiedades de la Inquisición por aquella zona, constituían un conjunto de inmuebles  de orden andalusí, adaptados a las funciones del Santo Oficio. Allí se encontraban la residencia de los inquisidores, el tribunal y las mazmorras. A partir de 1680 estas cárceles se quedaron pequeñas para acoger a los reclusos, por lo que se pidió permiso para derribar los inmuebles y hacer un edificio acorde a las necesidades. Entre los años 1687 y 1689 se construyeron las llamadas cárceles secretas de la Inquisición en Granada. Este solar ocupaba toda una manzana, era el espacio que actualmente queda entre las calles Penitencia y Marqués de Falces.

Cárceles secretas de la Inquisición - Plataforma de Vico

Cárceles secretas de la Inquisición – Plataforma de Vico

Las Cárceles secretas de Granada fueron diseñadas por el arquitecto mayor de la ciudad, Juan de Rueda. Se trataba de un edificio rectangular de tres plantas, abierto a un patio en el centro, con galerías porticadas en sus cuatro frentes.

En el estudio de Luis Méndez Rodríguez, titulado “Juan de Rueda Alcántara y la construcción de las cárceles secretas de la Inquisición en Granada”, podemos leer una amplia descripción del edificio.

Descripción de las cárceles secretas de la Inquisición

En torno al patio central, eje vertebrador del inmueble, se situaban las dependencias que servirían como calabozos. Las celdas proyectadas eran de planta cuadrada, de cinco varas de largo. Se abrían al patio mediante un vano cerrado por una reja de hierro, y daban paso a un corredor rectangular y una puerta. Las celdas estaban iluminadas por pequeñas ventanas abiertas al patio. El ingreso a las celdas se realizaba por un pasillo de uno de los laterales mayores, que desembocaba en el patio enlosado con piedras, con un desagüe en el centro.

 Alzado - Cárceles secretas -

La cárcel contaba en total con 39 calabozos, 13 por planta, cuya distribución por planta era la siguiente: cuatro celdas en cada uno de los lados mayores, mientras que en los lados inferiores se disponían tres en el lateral izquierdo y dos en el derecho.

El precio de la construcción del edificio se ajustó a la baja,  por orden de la Inquisición, estimándose su coste inicial en 12.000 reales, eso sí, contando que se pudieran reutilizar los materiales de la primitiva construcción. Sin embargo, esas previsiones se quedaron cortas muy pronto, pues había poco material reutilizable de la antigua cárcel, ademas, habría que sumarle varios imprevistos, comprar nuevos materiales, entre ellos más de 20.000 reales en madera, la compra de otros inmuebles, indemnizar a los inquilinos, las costas de las trazas del edificio, etc… En total la cárcel secreta de la Inquisición de Granada costó 65.000 reales, contando los cerrojos. Es decir, casi cinco veces y media el presupuesto inicial.

Lugar donde se ubicaron las cárceles secretas de la inquisición

Lugar donde se ubicaron las cárceles secretas de la Inquisición

Estas cárceles  estuvieron en funcionamiento incluso después de la desaparición de la Inquisición, y fueron utilizadas por las tropas napoleónicas como presidio entre los años 1810 y 1812. En 1822 el inmueble fue vendido a Joaquín Romero por 100.000 reales, y convertido en viviendas. Al poco tiempo las casas fueron abandonadas y en 1836 el antiguo Tribunal ya estaba en estado ruinoso.

En la segunda mitad del siglo XIX con la construcción de la Gran Vía y de los nuevos edificios modernistas se acabó con la existencia de gran cantidad de inmuebles, incluido  los exiguos restos de las Cárceles secretas de la Inquisición. Hoy apenas queda el estrecho callejón “Penitencia” como referencia a este oscuro pasado de nuestra historia.

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