TORRE DE MELICENA

TORRE DE MELICENA

TORRE DE MELICENA

Ya hemos descrito en alguna ocasión como los árabes construyeron a lo largo del litoral granadino numerosas torres atalayas, con la intención de vigilar la costa de los ataques enemigos. Muchas de estas torres atalayas desaparecieron, y otras están bastante deterioradas, pero hay una torre que nos ha sorprendido por su buen estado de conservación, la Torre de Melicena.

Melicena es una pequeña población costera, situada entre los Yesos y La Rábita.

El asentamiento humano por esta parte del litoral granadino es muy antiguo. Se han encontrado restos de pobladores del Neolítico, en el entorno de Melicena. Estos primeros pobladores aprovecharon las grandes posibilidades pesqueras y recolectoras del tranquilo mar de la zona. 

Las primeras referencias escritas de una población estable en Melicena, datan del siglo XII, cuando el geógrafo Al-Idrisi describió las alquerías de la costa. Contó que Balïsâna (Melicena) era una pesquería que tenía una torre almenara. Esta torre, se encontraba sobre un promontorio rocoso, que alcanza los 100 metros de altitud sobre el nivel del mar, a escasos metros de la orilla. Su finalidad era la de vigilar y proteger la costa de Sorvilán y la alquería de Balysana, contra los posibles ataques enemigos. 

Con la llegada de los nazaríes al poder, y el refuerzo de las fortificaciones, en el siglo XIV se construyó, sobre la torre preexistente, la Torre de Melicena. Tenía comunicación directa con la Torre del Cautor, en la Mamola y con el Castillo de la Rábita.

TORRE DE MELICENA

TORRE DE MELICENA

Tras el fin de la reconquista por parte de los Reyes Católicos, y su interés en proseguir con las campañas militares en el norte de África, se trazaron, en 1497, las líneas generales de la defensa de la costa. Estas bases defensivas, sirvieron de guía para las futuras restauraciones a lo largo del siglo XVI, y de las nuevas construcciones, en el XVIII.

En el siglo XVI, la Torre de Melicena fue remodelada dentro del programa de refortificación llevado a cabo por los Reyes Católicos, contando en el siglo XVI con tres guardas.

En el siglo XVIII esta atalaya defensiva, fue de nuevo remodelada. Se le asignó un cabo y tres torreros, y en algunos momentos llegó a tener además tres soldados de Infantería. Debido a que la Torre de Melicena ya no era segura, su personal se trasladó, en el siglo XVIII, a la recién construida Torre del Puntalón o Punta Negra. En 1839 la Torre de Melicena o del Barranco del Madroño fue ocupada por los Carabineros. Los torreros vivían en unas casas de piedra y barro en las faldas del cerro, pero el servicio lo hacía una pareja de carabineros.

TORRE DE MELICENA

TORRE DE MELICENA

Descripción Torre de Melicena

La Torre de Melicena es de planta circular y de desarrollo ligeramente troncocónico. Sus dimensiones son de algo más de 5 metros de diámetro, y 9 metros de altura, con un refuerzo ataluzado en la base.

Esta fortificación consta de dos pisos y plataforma superior, siendo sus dos tercios inferiores macizos, y el tercio superior hueco y habitable. Está construida en mampostería de piedras de tamaño mediano y pequeño, unidas con argamasa. Las piedras forman hiladas más o menos aparentes, encintadas por líneas de ripios. Exteriormente conserva todavía el enfoscado realizado con mortero de cal.

El acceso al interior de la atalaya se realiza por una puerta-ventana situada a 5 metros de altura. Presenta un arco de medio punto, elaborado con cantería y se dispone dirigida hacia el norte. Por encima de la puerta-ventana todavía se pueden ver las ménsulas que sostenían un matacán defensivo con buharda.

El habitáculo al que se accede por la puerta-ventana está cubierto por una bóveda semiesférica a modo de media naranja. Cuenta además con una chimenea en un lateral, para hacer las señales de rebato, mientras que en el otro flanco se dispone con una ventana de desarrollo abocinado hacia el interior. También hay una escalera para acceder a la plataforma superior, que es plana. La terraza cuenta con un peto protector, de más de un metro de alto, con troneras.

TORRE DE MELICENA

TORRE DE MELICENA

Al igual que otras de las torres-atalayas que encontramos por el litoral granadino, la Torre de Melicena es de tipo “rebato”. Anunciaban a las atalayas y las poblaciones cercanas, con señales de humo por el día y hogueras por la noche, de la presencia de embarcaciones sospechosas, que se dirigían a tierra.

Para llegar hasta la Torre de Melicena, hay que subir por un zigzageante camino de unos 500 metros, que asciende desde la carretera N-340 hasta el pie de la atalaya. Este sendero está acondicionado de barandillas y miradores donde hacer fotos y algún que otro descanso.

Desde aquí se tienen unas fantásticas vistas, que van desde los acantilados de la Rábita, hasta el faro de Sacratif, tomando protagonismo las playas de Castell de Ferro, de la Mamola, Punta Negra, y en primer término bajo nuestros pies, el Peñón de San Patricio y Melicena. Sorprende en el ascenso los aromas a romero, y a pino que se intensifican con la brisa del mar. También la cantidad de vencejos, palomas y gaviotas patiamarillas que revolotean por el entorno. Durante el recorrido está presente la vegetación autóctona mediterránea, compuesta de retamas, palmitos, espino, algarrobos, pinos de repoblación e incluso chumberas plagadas de cochinilla, un insecto que ha sido utilizado para la elaboración de tintes naturales desde la antigüedad. 

Visitar la Torre de Melicena es un autentico placer, especialmente, si se hace al atardecer y en buena compañía.

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